Osaka
A casi tres años de haber escrito el último post, alguien me presionó para continuar la narración, cuando comencé con éste blog, lo hice principalmente para preservar memorias, porque mi memoria biológica es bastante hechiza, y es por ello que creo que aún es un buen momento para concluir de escribir tales memorias, con la ayuda de Google, fotos geo-referenciadas y Telegram, hay buen respaldo de información que tan sólo carece de una narración :D.
Decidí pasarme de largo Kioto para hacer base en Osaka, pues me permitía moverme más rápido hacia el poniente y sur, donde hay varias cosas interesantes para visitar. Al llegar, lo primero que visité fue mi hotel cápsula (sí, como los de los reportes periodísticos), parece que son bastantes viejos allá, pero son muy accesibles en precio y tienen un shingo de servicios: El equipaje se guarda en lockers, incluida la ropa y ellos proporcionan pijamas para estar dentro del hotel y toallas, los baños suelen tener jacuzzi y sauna, antes de usarlos uno se tiene que bañar, el hotel proporcionan todos los artículos de limpieza, hasta rastrillos y gel. Eso de estar en los jacuzzi es bastante relajante. Pero los hoteles suelen tener además librerías de manga, spa, un par de computadoras públicas, restaurante, sala de tele y juegos de azar (sin mujerzuelas :/).
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Para mirar la tele, uno escoge el canal que quiere escuchar en el sillón, con bocinas powers y voltea la jeta a la tele que coincide. |
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Lleve lleve sus calzones de respuesto en la recepción o la corbata pal godín gone wild buscando un cambio de look. |
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Las cápsulas son compactas pero a veces tienen tele o radio, enchufes para cargar, y espejo para la sesión de belleza. |
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A la izquierda una tlayuda dulce con huevo y esas bolas como de arroz inflado (sabía chido). A la derecha los amados takoyakis. |
Osaka es una de las ciudades más grandes de la isla, y es un buen punto para trasladarse, eventualmente decidí también comprar ahí mi cámara semiprofesional, pues tenían una sucursal de las tiendas de electrónica más gigantes en el país, un verdadero paraíso geek. Es por ello que el lector notará una mejora en la calidad de las fotografías, aunque en realidad no sabía usarla y disparaba en automático.