Después de un año

...de jugar Ingress. Me han pasado muchas cosas. Cada quien lo vive diferente, me gusta leer las historias de como las personas se involucran en el juego, ya que yo mismo lo he hecho a un nivel muy profundo, este relato me pareció bastante interesante, con un enfoque bastante macro; mi experiencia ha sido más trepidante en ese sentido, cuando comencé me gustó tanto que me envicié al principio con la parte virtual, pero eventualmente empecé a notar otros aspectos:

Es curioso como un grupo de personas aleatorias se empiezan a acercar entre sí, tan solo por una versión oscurantista/fulgurante de Google Maps que te lleva a recorrer la ciudad, en una época en que el celular mantiene más alejada a la gente, que ha optado por chatear, este juego termina haciendo que hasta el más antisocial tenga que colaborar con otros desconocidos (que por lo general se vuelven buenos colegas) para poder progresar, el juego requiere gran coordinación y estrategia si es que algo significativo se quiere lograr, en el día a día, es común que cada quien juegue por su cuenta, enfocado en lograr puntos para conseguir medallas y subir de nivel; sin embargo, cuando hay que llevar a cabo alguna operación por el bien de la facción, la parte estratégica y aventurera de los jugadores sale a relucir. 

A lo largo del año he conocido a mucha gente, bastante diferente, buena onda, la mayoría de ellos de mi facción porque somos más chéveres y abiertos, pero aún entre la facción opuesta hay personas bastante amenas, admito que no soy el que más convive con los demás, pero para muchos el juego se terminó convirtiendo en un medio para convivir con nueva gente, que al final se convierte en compañía habitual, tal efecto me parece genial, todo aquello que ayude a la gente a abrirse, rompe un poco la máscara que cubre el rostro de los mexicanos (como decía Paz). En mi caso encuentro mi complemento en mi escudera y hemos conocido zonas de nuestra ciudad que ni siquiera imaginaba que existieran: pueblos dentro de la mancha urbana, calma y jardines dentro de zonas de alto índice delictivo, iglesias y parques con geometrías caprichosas, graffitis que tienen mucho más mérito para estar en una galería que muchas cochinadas de arte abstracto, edificios y calles con historias curiosas, o haber caminado casi 3300 kms... en fin, no solo eso, hemos compartido muchas pequeñas pero memorables aventuras, bajo todo tipo de climas, cargando baterías externas y Banda Ancha Móvil, incluso teniendo que salir de la ciudad tan solo para poder interactuar con los portales del juego, eso a mi ya no me parece algo habitual de un simple juego, Ingress se va haciendo por momentos un estilo de vida.

No sólo es el entorno, también he aprendido cosas de mi. Es extraño saber que todo mundo puede conocer los hábitos de uno si se lo proponen, mi caso en particular es así, mi ruta al trabajo es un avispero de la facción opuesta y creo que a algunos eso les genera alguna especie de inquietud, hay quienes son muy parlanchines y alardean en el chat del juego o en Telegram, yo soy más bien calmado en ese sentido, procuro no dejar que las zonas por donde paso sean de la facción opuesta, su aferramiento me  ha hecho ser uno de los jugadores con mejores estadísticas de la ciudad, sin requerir de un esfuerzo mayor, simplemente siendo constante. Mi mutismo y la diversidad de mis medios de transporte también ha llegado a generar bastante especulación :P, hay quienes aseguran que me truena la reversa, que no tengo otra cosa que hacer más que dar lata, otros creen que altero mi ubicación con aplicaciones mañosas, o que tengo más cuentas de Google para guardar items, o que soy super mamón, supongo que otras tantas cosas, ante todo eso podría reaccionar molesto, pero en realidad... me encanta la especulación, el hecho de que muchos que no pueden lograr ciertos números porque juegan de manera inconsistente los hace dar por hecho que quien lo hace es porque hace trampa; me encanta. Ya había comentado que a los mexicanos nos encanta hacerla de pedo, namás porque si, sin contrastar hechos, o sin hablar con la gente, porque somos prejuiciosos y envidiosos, somos una sociedad individualista donde vale más ser millonario que aportar riqueza y bienestar entre el grueso de la gente, cuando alguien sobresale (aunque sea en algo tan sutil como un juego de celular), es motivo de admiración/recelo, este juego me ha enseñado un poco más sobre la naturaleza  de nuestra sociedad, elusiva y perfecta creadora de mitos, porque somos dicharacheros, pero ¿qué pasa cuando la persona a la que se planea ofender es prácticamente mutiva? nos inventamos realidades alternas, no preguntamos, damos por hecho lo que creemos que "debe ser", o que no contesta porque tiene miedo y se crea un mito alrededor de ello... me encanta porque los mitos son en cierta medida, inmortales en su ámbito, uno se llena de fans sin esmerarse en lo absoluto, algunos son fans from hell al nivel de ir a mi casa a atacar uno sólo de miles de portales en la ciudad, cada vez que pasa, se que ha nacido un nuevo admirador de mi contraparte virtual, uno que se muere porque mi parte real se enoje, mientras en realidad esta sonriendo cómodamente desde el sillón viendo Netflix comiendo palomitas, mientras el fan en turno se arriesga en una colonia que le es extraña, seguro de causar furia... esa dinámica mental resume aquella sociedad de la que venía hablando, bastante interesante de observar y para experimentar con las reacciones ante ciertos estímulos.
Los logros después de un año, tal vez ya puedo empezar a compararme con los jugadores que ya tenían medalla de fundador cuando cuando comencé a jugar.
Después de un año, he conocido un montón de gente, casi todos se dedican a algo relacionado con las ciencias informáticas, o computación y secretariado, como es mejor aceptado el término, pero no es la ley y  hay tanta gente dentro, que podría decirse que hay alguien que le hace a algo particular, sé que si en algún momento tengo alguna duda de cualquier tema de la vida, es probable que alguien dentro del juego pudiera tener algo que aportar, también sé que a donde sea que vaya en el mundo, basta con sacar mi celular y jugar un poco para terminar quedando con jugadores locales para obtener items y conocer la ciudad o hasta pedir consejos turísticos, a esta altura en que mis cifras han superado con creces los requerimientos del máximo nivel disponible, aquello que le da valor al juego no es sólo una suma de logros virtuales o la información de nuestros hábitos que Google obtiene (>.<), sino el intangible activo que resulta de todo ese conocimiento y apoyo colectivo que la común unión (una comunidad) de Ingress ha creado entre nosotros, sus adeptos. Tal vez eso es algo que el artículo que cité al principio pudo incluir para su cierre.


N.B. No recuerdo bien si empecé a jugar el 11 ó 12 de Agosto de 2014, pero como mañana es Miércoles musical, mejor lo publico el día de hoy :D.

Daniel Castillo

5 comentarios:

  1. ¡¡1 añoooo!! ¿1 añoo?. ¿En qué momento pasó? buuu.. a mi solo me recuerda que llevo un año de esclavitud total porque no tuve tiempo para jugar como se debe :'(

    Saluditosh!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hhaha, porque namás te dedicas a otras cosas, como envolverte en papel celofán

      Borrar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderBorrar
  3. Y ¿hay alguna versión, creada en la virtualidad de juego, que realmente se acerque a la descripción que tú darías de ti mismo?

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Yo creo que si porque, hay personas que sí se han adentrado más en la personalidá propia, ya no sería tanto una versión especulativa sino una percepción de experiencias, yo creo :P

      Borrar

No importa que el post sea viejo, igual lo leeré: Que se manifieste lo que se quiera decir n_n

Instagram